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Los Derechos Humanos del punto de vista del elemento de la solidaridad internacional

In altermundialismo, Bem-estar, cidadania, Democracia, dialectics, direitos humanos, sociologia on July 13, 2015 at 11:49 am

Los Derechos Humanos del punto de vista del elemento de la solidaridad internacional.

Psiquismo Colectivo y Hechos Sociales  

In dialectics, history, sociologia, twentieth century on February 4, 2015 at 12:23 pm

PSIQUISMO COLECTIVO Y HECHOS SOCIALES

 

El problema sociológico de la consciencia colectiva es tornar posible comprender la propia posibilidad de comunicación universal entre los seres humanos.

 

  • Hay que recordar el criterio del psiquismo colectivo en la caracterización de los hechos sociales por Durkheim.

 

         En el entendimiento formulado en la obra Les Règles de la Méthode Sociologique” (1895), en relación a las representaciones, emociones y tendencias colectivas, Durkheim sustentó que las causas generadoras de las mismas no residen en ciertos estados de las consciencias de los particulares.

         Esa constatación le dio motivo para afirmar con razón ser la consciencia colectiva irreductible a la suma de las consciencias individuales y a la simple interacción de ellas.

           Durkheim comprendió la presión de la consciencia colectiva como se ejerciendo tanto del exterior cuanto del interior de la consciencia individual:

(A1) – del exterior, a través de sus formas cristalizadas (organizaciones, ritos, procedimientos, rutinas) y de sus formas equilibradas (estructuras sociales);

(A2) – del interior, bajo la forma de corrientes libres que nos llevan, sea arrastrando-nos independientemente de nuestra voluntad, sea atrayendo-nos por el entusiasmo o por la indignación que provocan en Nosotros.

         Según el enseñamiento de Durkheim, somos, por un lado, arrastrados con intensidad desigual por corrientes del psiquismo colectivo que se desencadenan en Nosotros para, por ejemplo, el matrimonio, la natalidad, el suicidio; por otro lado, participamos en nuestra plena voluntad de alegrías y tristezas o de efervescencias colectivas del grupo en el cual vivimos, y, a pesar de nuestra participación voluntaria, la consciencia colectiva no nos libera de la presión.

 

La consciencia colectiva y las consciencias individuales

 

En la obra Le Suicide (1897), a partir de la crítica a la psicología interpersonal de la imitación propuesta por Gabriel Tarde, notase que, en esa crítica, Durkheim va a tornar más precisa la relación entre la consciencia colectiva y las consciencias individuales.

   Con efecto, se destacan las siguientes afirmaciones:

(a)- que las tendencias y las pasiones colectivas son fuerzas sui generis que dominan las consciencias particulares; fuerzas tan reales cuanto las fuerzas cósmicas, aunque de otra naturaleza y agendo igualmente del exterior sobre los individuos, pero por otras vías; (b) – de esta suerte, los estados colectivos existen en el grupo, de la naturaleza de los cuales derivan, antes de afectaren el individuo como tal y de organizaren en él … una existencia puramente interior – por ejemplo, es solo poco a poco que la fuerza arrastrando al matrimonio, natalidad, o suicidio penetra el individuo; (c) – Gurvitch destaca que esa exterioridad de la consciencia colectiva proyectada por Durkheim, y que resultaría de la supuesta heterogeneidad de la misma, se manifestando en el hecho del psiquismo existir antes de penetrar en las consciencias individuales, nada tiene a ver con la materialización del psiquismo en la base morfológica de la sociedad, ni con la cristalización del mismo psiquismo en las instituciones, ni con su expresión en símbolos jurídicos, morales y religiosos. Trata-se de una proyección que extrapola la psicología colectiva sociológica [i].

Sin embargo, hay que poner en relieve en esa obra de Durkheim Le Suicide, datada en 1897, la percepción clara al respecto de la diferencia entre los niveles o camadas más cristalizadas de la consciencia colectiva y los niveles más fluctuantes, notando que estos últimos no se dejan aprisionar en la objetividad. (d) – Con efecto, Durkheim afirma haber toda una vida colectiva que está en libertad: todas las especies de corrientes van, vienen, circulan en todas las direcciones, cruzan-se y misturan-se en mil maneras diferentes precisamente porque están en perpetuo estado de movilidad y no consiguen revestir- se con una forma objetiva (por ejemplo, se hoy es un viento de tristeza y desánimo que se abate sobre la sociedad, mañana, por el contrario, un soplo de alegre confianza virá levantar os ánimos). Quiere decir, (e) –los niveles o camadas de la consciencia colectiva más cristalizados, comprendiendo las conductas regulares, las “instituciones”, las estructuras sociales, los propios preceptos morales y jurídicos apenas exprimen una parte de la vida subyacente de la consciencia colectiva, resultan de ella, pero no la agotan; (f) – en la base de la vida subyacente de la consciencia colectiva más cristalizada (subyacente inclusive a las consciencias individuales) hay sentimientos actuales y vivos que las camadas más cristalizadas resumen, pero no pasan de sus involucros superficiales. Tales camadas cristalizadas no despertarían cualquier resonancia si no correspondiesen a emociones y a impresiones concretas. Finalmente, Durkheim sentencia: uno no debe pues tomar el signo por la cosa significada.

 

La Consciencia Colectiva y el Fetichismo de la Mercadería

 

La sociología trae consigo para dentro del campo sociológico la pesquisa en psicología colectiva. De la misma forma que la introducción del problema de la consciencia colectiva por Emile Durkheim (1858-1917) acentuó esa ligación, la descubierta por Karl Marx (1818-1883) de la realidad social por atrás del fetichismo de la mercadería trajo a la luz el problema de la dialéctica de las alienaciones y con esto consolidó la investigación en psicología colectiva como adquisición sociológica.

Allá del hecho de que todo el conocimiento es comunicable mediante los más variados símbolos sociales, la Era de las técnicas de información y comunicación hace ver que los problemas sociológicos no más podrán ser alcanzados sin llevar en cuenta (a) el hecho de que todo el conocimiento implica una mentalidad colectiva e individual que le sirve de base, y (b) la constatación de que ninguna comunicación puede tener lugar (en sentido de la integración en el conjunto) fuera del psiquismo colectivo [ii].

De esta forma, con la autonomía relativa de los niveles simbólicos de la realidad social (los niveles intermediarios entre la infra y las superestructuras, los escalones o, en francés, les “paliers), la psicología colectiva pone en relieve el nivel de los valores, de las mentalidads y más ampliamente de las obras de civilización.

La psicología colectiva hace notar que el hecho del conocimiento en correlaciones funcionales torna-se más decisivo en el estudio de las estructuras a partir de los tipos de sociedades que generan el capitalismo (siglos XVII e XVIII), donde, malogrado el adviento del maquinismo, el peso del saber para el equilibrio del conjunto no puede ser minimizado y se impone el reconocimiento de los niveles múltiplos de realidad social.

 

Las correlaciones y los escalones (paliers) de realidad social

 

Aún que implique el concepto correlato de “estructuras múltiples”, la constatación de que la realidad social comporta niveles múltiples no justifica el estigma de no tener cuenta de los determinismos sociales, como lo representan algunos autores alejados de la variabilidad [iii]. Por el contrario. Tal constatación es alcanzada en teoría determinística.

 

  • En consecuencia de la dinámica de los niveles múltiples o escalones de realidad social, el concepto de Estructura se revela dialéctico.

 

El estudio de las obras de civilización dotadas de recurrencia como el derecho, la moral, la educación, el conocimiento, la arte constituyen los diversos ramos de la sociología que comparten el estudio del esfuerzo colectivo como tendencia a la realización, cuya verificación procede del conjunto de los determinismos sociales.

El reconocimiento de la indispensabilidad de la psicología colectiva, por su vez, caracteriza a sociología del conocimiento como disciplina que se desarrolla juntamente con los demás ramos sociológicos mencionados, especialmente con la sociología de la vida moral.

El hecho de que todo el conocimiento implica una mentalidad colectiva e individual que le sirve de base está a mostrar que la realidad social es composta de niveles múltiples dialécticamente unidos unos a los otros. La base morfológica, los aparatos organizados, los modelos culturales y técnicos, las conductas más o menos regulares, los papeles sociales, las actitudes, los símbolos sociales, las conductas novadoras, las ideas y valores colectivos, los estados y actos mentales, con sus determinismos sociales diferenciales y específicos, se compenetran mutuamente en un cierto grado preservando-se tensos, siempre susceptibles de entrar en conflicto unos con los otros y de tornar-se, finalmente, antinómicos [iv].

En consecuencia de esa dinámica de los niveles múltiples u escalones de realidad social, el concepto de Estructura se revela dialéctico, ya que los actos no son proyectados para fuera, sino permanecen en tensión, irreductibles a la objetivación en las obras de civilización con sus estándares de reproducción. Por esa razón, es equivocado suponer que el determinismo de las estructuras sea el camino final de la explicación en sociología.

 

Las Infraestructuras y el Fetichismo de la Mercadería

De esta forma, el punto de vista diferencial sobre el concepto de Estructura social pone en relieve el hecho del conjunto social dinámico, por más complexo que sea, preceder, virtualmente o actualmente, todos los equilibrios, jerarquías, escalas.

Esa mirada de conjuntos articulada en la sociología procede de Saint-Simón [v], que apenas ve en la economía, en la vida moral y en la vida intelectual aspectos de una actividad colectiva total; es la correspondencia entre estructura social, producción económica, propiedad, regime político, ideas intelectuales y morales así como sus conflictos posibles que lo interesan.

La sociología es privilegiada como investigación empírica de las variaciones del saber. El sociólogo no inventa, sino elabora sobre la constatación de una significación humana básica, a saber: la fuerza de atracción del mundo de los productos y demás recursos e instrumentos que componen la base morfológica de la sociedad. Los conjuntos prácticos no son como ya saben inertes, ni el mundo de los productos una “materia exterior” absolutamente heterogénea.

Del punto de vista sociológico será restrictivo (des)cualificar como no-humano el mundo de los productos y de las infraestructuras sin disponer en contrapartida de la comprensión en psicología colectiva del fenómeno del fetichismo de la mercadería [vi].

 

 

(Continua)

 ******

Notas de Fin

 

[i] Gurvitch, Georges: “A Vocação Actual da Sociologia –vol. II: antecedentes e perspectivas”, tradución de la 3ª edición francesa de 1968 por Orlando Daniel, Lisboa, Cosmos, 1986, 567 pp. (1ª edición en francés: Paris, Presses Universitaires de France – PUF, 1957).

[ii] Dado que en el psiquismo colectivo tiene lugar una fusión previa de las consciencias (asegurando la misma significación a los signos y a los símbolos, como, p. ej., los símbolos reconocidos como las palabras de una lengua) se nota que el psiquismo interpersonal o intergrupal implica los dos otros, pues, se ese psiquismo es afirmado en sus manifestaciones en la comunicación, ninguna comunicación puede tener lugar fuera del psiquismo colectivo. Al mismo tiempo, son los psiquismos individuales que comunican – a suponer obligatoriamente su diferenciación y su fusión.

[iii] Gunter W. Remmling (ed): Towards the Sociology of Knowledge, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1973, 457 pp. Cf. págs. 289, 290.

[iv] Vean de Georges Gurvitch, “Dialectique et Sociologie”, Paris, Flammarion, 1962, 312 pp., col. Science.

[v] Claude-Henri de Saint-Simon (1760-1825): La physiologie sociale. Oeuvres choisies, par Georges Gurvitch, édition électronique. Versión en volumen publicada en Paris, Presses universitaires de France, 1965, 160 págs. Collection: Bibliothèque de sociologie contemporaine. (textes de 1803 à 1825).  http://classiques.uqac.ca/classiques/saint_simon_Claude_henri/physiologie_sociale/physiologie_sociale.html

[vi] La sociología del conocimiento rechaza la sugestión de que los argumentos, los textos, libros, bibliotecas, herramientas, instrumentos y medios de producción de todo el tipo deberían ser arrollados en “un mundo de productos tornados independientes de los hombres”, propuesta por el filósofo de la ciencia Karl Popper en su notable obra ‘Conocimiento Objetivo: una abordaje evolucionaria’, trad. Milton Amado, São Paulo/Belo Horizonte, EDUSP/ed. Itatiaia, 1975, 394 pp, traducido de la edición inglesa corregida de 1973 (1ª edición en Inglés: Londres, Oxford University Press, 1972).

Desejo e Vontade em Sociologia (ampliado)

In dialectics, history, sociologia, twentieth century on April 30, 2013 at 12:56 pm

Desejo e Vontade em Sociologia (ampliado).

 

Epígrafe

 O desejo e a vontade são as duas faces da mesma tendência à realização

Sendo o desejo uma tendência (para a realização) expressa nas obras de civilização, a vontade, por sua vez, mais não é do que a mesma tendência acompanhada da consciência: o desejo e a vontade não podem ser postos em oposição porque não passam de graus do mesmo processo de realização, existindo entre eles uma gradação de intermediários.

Juízos de realidade e juízos de valor

 

Desejo e Vontade em relação ao Culturalismo abstrato

O culturalismo abstrato [i] deve ser classificado dentre os falsos problemas da sociologia do século XIX, notadamente a falsa alternativa entre sociologia ou filosofia da história, alcançando inclusive Max Weber [ii].

A confusão com a filosofia da história é absolutamente inadmissível, haja vista a capacidade da sociologia para alcançar perfeitamente por si só a situação presente da sociedade sem precisar de outra disciplina para isso.

Mais ainda: a sociologia exige o abandono das ilusões do progresso em direção a um ideal, bem como o abandono das ilusões de uma evolução social unilinear e contínua, sendo da competência da sociologia descobrir na realidade social as diversas perspectivas possíveis e até antinômicas que são postas para uma sociedade em vias de se fazer.

As ilusões trazidas pela confusão com a filosofia da história se encontram favorecidas pela ocorrência de um erro lógico fundamental que é a falta de distinção entre os juízos de realidade e os juízos de valor.

Desse erro decorre a confusão, pois em vez de explicar os desejos a partir da realidade social, constrói-se a realidade social em função desses desejos.

Os juízos de valor são as aspirações, os desejos e as imagens ideais do futuro e formam um dos patamares da realidade social em seu conjunto, de tal sorte que o progresso em direção a um ideal só pode intervir na análise sociológica unicamente em vista de integrar esse progresso ideal em um conjunto de fatos sociais que a análise se propõe explicar.

A sociedade está sujeita a flutuações e até aos movimentos cíclicos e o progresso retilíneo em direção a um ideal particular, tomado como um movimento constante, não pode valer mais do que para períodos determinados – em outros períodos a sociedade pode orientar-se em sentido oposto ao ideal ou por um ideal completamente diferente.

A falta de distinção entre os juízos de realidade e os juízos de valor torna impossível o acesso da análise sociológica a um dado fundamental da vida social que é a variabilidade.

Psicologia Coletiva e Sociologia da Vida Moral

 Desejo e Vontade em relação ao aporte de Durkheim à sociologia da vida moral

Em Durkheim a consciência coletiva exprime o fato social indiscutível da interpenetração virtual ou atual das várias consciências coletivas ou individuais, sua fusão parcial verificada em uma psicologia coletiva.

***

Durkheim alcançou as bases da sociologia da vida moral sobretudo pelo aproveitamento original que tirou de sua reflexão junto com a filosofia de Emanuel Kant (1724 – 1804), levando-o a introduzir em diferença deste último que a ignorou, a noção do desejável na análise dos valores.

Com efeito, é a funcionalidade dos valores ideais, sua característica de instrumentos de comunhão e princípios de incessante regeneração da vida espiritual se afirmando indispensavelmente por meio da afetividade coletiva que se refere a utilização do termo desejável na seguinte formulação de Durkheim: qualquer valor pressupõe a apreciação de um sujeito em relação com uma sensibilidade indefinida: é o desejável, qualquer desejo sendo um estado interior.

Definição descritiva esta que não só torna extensível a característica do desejável a qualquer valor para além dos valores ideais, mas, por esta via os engloba igualmente na noção de funcionalidade que acabamos de mencionar a respeito desses últimos (qualquer valor tendo assim alguma participação nos ideais).

É neste sentido que se deve entender o posicionamento de Gurvitch segundo o qual, em sua aplicação exclusiva à sociologia da vida moral, a concepção de Durkheim deveria conduzir ao estudo empírico das relações funcionais entre os valores morais e os conjuntos sociais (um sujeito em relação com uma sensibilidade indefinida).

Isto, caso tenhamos em vista notadamente que (1) – Durkheim chega a opor para fins de análise os valores ditos culturais a outros valores, insistindo ao mesmo tempo na variedade infinita e na particularização de todos os valores sem exceção; (2) – faz sobressair o papel que desempenham os valores na constituição da própria realidade social; (3) – enfim, podemos completar sua concepção com a constatação das flutuações dos valores, os quais se juntam e se interpenetram depois de se terem diferenciados – constatação esta que Gurvitch põe ao crédito de Celestino Bouglé (1870 – 1940) e de seu conceito de conjunção dos valores.

Quanto à descrição do sociologismo durkheimiano da metamoral impedindo Durkheim de estabelecer definitivamente a sociologia da vida moral como ciência empírica podemos notar inicialmente a tendência errática que altera o estatuto sociológico da consciência coletiva.

Com efeito, conceito específico da sociologia a noção de consciência coletiva afirma que, base da vida moral, a solidariedade de fato – como diria o próprio Durkheim – está entrelaçada aos estados mentais – sendo atribuído a esta consciência como formando complexo com àquela solidariedade o que Durkheim chama de “verdadeira realidade”, “verdadeira essência da sociedade”.

Segundo Gurvitch a exaltação de termos tais como “verdadeira essência da realidade” é compreensível porque tal condição de estar entrelaçada à sociabilidade significa que em Durkheim a consciência coletiva exprime o fato social indiscutível da interpenetração virtual ou atual das várias consciências coletivas ou individuais, sua fusão parcial verificada como disse em uma psicologia coletiva.

Durkheim manteve-se estranho ao reconhecimento da existência das experiências morais coletivas e dos métodos de análise que reconduzem mediante procedimentos dialéticos a estas experiências variadas e só raramente imediatas.

Kant e Durkheim

 Em sua reflexão junto com a filosofia de Kant, Durkheim faz por um lado com que o desejado em moral permaneça como imperativo hipotético, e por outro lado faz com que o dever seja sempre penetrado pelo desejável.

Sem duvida, o referido erro de análise em que se envolveu Durkheim tem a ver com sua interpretação sociologista da autonomia moral em face da filosofia de Kant.

Gurvitch nota que neste último o caráter do dever concebido como imperativo categórico se põe perante a autonomia moral como o que lhe resiste, ou seja, o dever como imperativo categórico só se realiza ao passar na capacidade que a consciência moral individual tem de atribuir a si mesma a sua própria lei.

Por sua vez, Durkheim (a) – aceita expressamente a oposição que faz Kant do imperativo categórico (afirmado perante a autonomia moral) ao imperativo hipotético; (b) – completa essa oposição pela introdução da oposição das sanções ligadas aos atos por um elo sintético – em que vê as características do deveres morais – e das sanções ligadas aos atos por um elo analítico – característica das regras técnicas.

A estes critérios Durkheim introduz como o caráter essencial de qualquer ato moral o elemento do desejável, que exerce atração sobre nós, o elemento do que nos parece bom, ao qual nos apegamos, elemento este que é desconhecido por Kant.

Nada obstante, Durkheim apresenta esse elemento do desejável como muito especial e o opõe a todos os outros desejos derivados da nossa sensibilidade, tomando-o como incomensurável com eles, como colocado à parte, desfrutando de um prestígio, exigindo esforços e sacrifícios.

Desta maneira, por essa colocação do desejável à parte, Durkheim em sua reflexão junto com a filosofia de Kant faz por um lado com que o desejado em moral permaneça como imperativo hipotético, e por outro lado faz com que o dever seja sempre penetrado pelo desejável.

Gurvitch nota que é por esta via de atribuição do caráter de imperativo categórico que desta última maneira é afirmado tanto para a regra tradicional quanto ao desejável em moral, que finalmente Durkheim acredita poder concluir que a origem e o fim da moral é a sociedade e não a consciência individual [iii].

***

Limites do aporte de Durkheim

 ►Não se pode reduzir a vida moral nem às práticas e hábitos, nem mesmo mais largamente às condutas regulares previstas ou esperadas.

Em seu artigo sobre os “Problemas de Sociologia da Vida Moral”, apresentado dentre outros escritos seus como contribuição à obra coletiva por ele próprio dirigida, em dois amplos volumes, publicada ainda nos anos cinqüenta [iv], Georges Gurvitch relaciona as datas e os títulos das obras dos autores adeptos da ciência dos costumes, nas quais encontrou as descrições em fatos dos vários gêneros de moralidade.

Muitos destes sociólogos sentiram que não se pode reduzir a vida moral nem às práticas e hábitos nem mesmo mais largamente às condutas regulares previstas ou esperadas.

Comentando a Westermark (Edvard Alexander, 1862 – 1939), Gurvitch remarca que este sociólogo afirma o estudo das opiniões em detrimento dos costumes, definindo a consciência moral como emoções de indignação e aprovação que se encontram na base dos juízos morais, referidos estes, por sua vez, em sua especificidade moral, ao mau, ao vicioso, ao culpado ou ao bom, ao virtuoso, ao merecedor.

►O estudo dos fatos morais deve ser alargado para além dos deveres e normas no sentido de incluir as imagens simbólicas ideais.

Já em sua sempre aprofundada análise crítica da obra e pensamento de Durkheim, Gurvitch assinala ao menos quatro gêneros de vida moral: (a) – um gênero de moralidade ao qual chama moralidade imperativa; (b) – um gênero que define como moralidade de aspiração; (c) – outro gênero já observado em Westermark que é a moralidade dos juízos preestabelecidos e, (d) – a moralidade tradicional.

Por sua vez, L.T. Hobhouse (Leonard Trelawny, 1864 – 1929) consta como um autor positivo para quem o objeto da sociologia da moralidade é constituído por todas as manifestações da consciência moral na vida social, incluindo não só os hábitos e costumes, regras e princípios, mas também crenças e ideais.

Todavia, o seu estudo sociológico da vida moral não mantém a autonomia deixando-se penetrar por uma filosofia sintetizando o evolucionismo e o racionalismo.

Mas não é tudo. Segundo Gurvitch a interessante contribuição de Albert Bayet (1880 – 1961) guarda dois aspectos dignos de nota.

Por um lado, admite um intelectualismo moral prévio ao definir a ciência dos fatos morais como etiologia, acrescentando a precisão de tratar-se do estudo da distinção do Bem e do Mal, tal como se manifesta nos fatos sociais.

Por outro lado, Gurvitch louva o esforço de Bayet no sentido de ampliar a definição do fato moral em duas direções renovadoras seguintes: (a) – contra a redução dos fatos morais a condutas habituais e regulares conformadas aos deveres e normas, afirmando Bayet que, na realidade dos fatos a moralidade admite, encoraja, tolera, aconselha, propõe; (b) – ao considerar que também existem as virtudes sublimes do sage (o circunspecto), do estóico, do santo, do homem prudente, do homem honesto, do cidadão.

Gurvitch concede a palavra a Bayet para esclarecer sobre essas imagens-simbólico-ideais, como dirá posteriormente nosso autor em sua classificação dos diversos gêneros de vida moral. E Bayet completa: “tais virtudes sublimes ninguém pensa em considerá-las todas como indispensáveis”. “Em vez de encará-las como um exercício obrigatório, a sociedade propõe-nas aos seus membros como um cume que nem sempre se logra atingir”. Seu argumento definitivo é, portanto, no sentido de alargar o estudo dos fatos morais para além dos deveres e normas.

***

Psicologia da Forma e Consciência Coletiva

A necessidade de superar os limites do aporte de Durkheim chama atenção para a alta relevância do aproveitamento da Gestalttheorie em sociologia.

Com efeito, no exame do problema da relação entre o psíquico e o lógico há que considerar não dois, mas três termos, a saber: por um lado, o psiquismo individual e o psiquismo coletivo, por outro lado, o mundo das idéias lógicas, da razão, do Logos, o qual, na realidade dos fatos – isto é, sem interpretação filosófica prévia – se encontra em situação equivalente relativamente tanto à consciência coletiva quanto à consciência individual.

Deste ponto de vista sociológico, a pretendida redução da consciência individual à sensibilidade e da consciência coletiva à razão revela-se um pressuposto falso e que implica múltiplas contradições que veremos no seguinte.

Inicialmente, a identificação da consciência individual como puramente sensível implica torná-la nula.

A contra-argumentação sociológica é inspirada na Gestalttheorie, a saber: (a) – toda a consciência não é somente uma tensão virtual do fechado em direção ao aberto, mas é ainda uma tensão entre as múltiplas sensações e a sua integração nas totalidades; (b) – ao fazer ver que as sensações particulares não passam de abstrações intelectuais de totalidades apreendidas intuitivamente, a teoria psicológica das formas ou Gestalttheorie [v] demonstra toda a impossibilidade na redução da consciência a sensações dispersas (redução imprópria esta que segundo Gurvitch reforçou a concepção da consciência individual fechada em Durkheim).

Sem embargo, o sociólogo afirma a evidência de que existem os elementos sensíveis da consciência coletiva, existem os sentidos coletivos de conservação e de defesa, os sentidos das paixões e das inclinações coletivas bem como, por sua vez, é evidente a existência das funções intelectuais na consciência individual (estados, opiniões, atos).

Mas não é tudo. Contra o argumento durkheimiano que identifica a consciência coletiva seja com a razão, seja com a consciência pura, seja com a inteligência ideal ou Logos, Gurvitch nos lembra ninguém menos que o próprio Durkheim se contradizendo a respeito disso.

Com efeito, Durkheim afirma a existência de correntes coletivas que arrastam para o suicídio ou para o crime, tanto quanto fala de pânicos coletivos, etc. Além disso, o mestre insiste nas tendências, nos sentimentos, nas crenças, nas aspirações, nas efervescências coletivas que podem referir-se aos estados e opiniões tanto quanto aos atos mentais e funções intelectuais, mas que se opõem em todos os casos à razão universal.

Quer dizer, no aspecto da dupla existência de elementos sensíveis e de funções intelectuais há dialética entre a consciência individual e a consciência coletiva – tendência para a complementaridade, para a implicação mútua e para a reciprocidade de perspectiva – de tal sorte que esse dualismo elementos sensíveis / funções intelectuais encontra-se tanto em uma quanto na outra.

Acresce que as consciências individuais podem interpenetrar-se e fundir-se (a) – por vezes nas suas sensações e paixões, (b) – por vezes nas suas representações e nos seus sentimentos, (c) – por vezes nos seus atos, nas suas intuições e nos seus juízos – sejam estes marcados pela preponderância da inteligência, da emotividade ou da vontade.

►Quanto à interpretação da consciência coletiva identificada ao Logos como sendo única, unificada, coerente, harmoniosa, Gurvitch observa que é pura abstração, mesmo que seja identificada psicologicamente como consciência coletiva da humanidade.

Quanto mais ampla é a consciência coletiva menos intensa ela é, de sorte que, se a universalidade lógica dependesse da extensão da consciência coletiva seria a melhor prova da sua impossibilidade. Quer dizer, essa universalidade seria sempre seccionada pelas consciências coletivas mais restritas, como as dos diferentes agrupamentos sociais particulares, as das diferentes classes sociais e as das diferentes sociedades globais, consciências coletivas essas que se contradizem e entram em conflitos inextricáveis.

Além disso, as consciências coletivas divergentes e até antagônicas se opõem apoiando-se em os Nós em conflito no seio de cada agrupamento, mesmo o mais íntimo e reduzido em número. Enfim, toda a consciência seja ela coletiva, seja individual está envolvida em dialética. Para o sociólogo a consciência coletiva não é nem mais nem menos coerente que a consciência individual. Os conflitos das consciências coletivas em um agrupamento particular ou em uma sociedade global assim como os conflitos entre as consciências de diferentes sociedades são mais agudos ainda do que os dos psiquismos individuais.

O erro da identificação da consciência coletiva com a necessidade e pretensamente com a universalidade do Logos é uma construção arbitrária que elimina o pluralismo fundamental da realidade social revirando-o em benefício de um monismo social dogmático ou preconcebido [vi].

***

Vontade e desejo em relação ao conhecimento político

 Desde o ponto de vista da sociologia, vontade política e tendência para a realização não são propriamente a mesma coisa. Se o desejo e a vontade são as duas faces da mesma tendência à realização atuante nas obras de civilização [vii] (conhecimento, moral, direito, religião, educação, arte), a vontade política por sua vez tem figura histórica particular.

Como se sabe, examinando as práticas costumeiras e habituais, os sociólogos já a descreveram sob o conceito de mandonismo local, onde o que vale no costume, o que é regra e norma é a vontade do chefe notável em um território ou domínio, é o seu poder pessoal e não as diretrizes de algum ordenamento institucional ou forma de expressão do Estado.

Para a vontade política as convenções foram feitas para serem desrespeitadas. Desprezando-as e restando impune é que se mostra o poder. Tal é o aspecto definitivo do chamado problema da ordem em Hobbes (Thomas Hobbes 1588 – 1679), o filósofo conhecido pela sentença de que “o homem é o lobo do homem”.

Isto significa que a vontade política compreendida em Hobbes é especialmente predatória e não pode ser deixada ao seu próprio ditame, e se a civilização avançou foi malgrado a vontade política e as nefastas teorias de hegemonia e “razão de Estado”, que devem ser repelidas. Não que a política deva ser desprezada, mas que é o conhecimento político que faz a história.

Com efeito, a tendência à realização desenvolve-se como estratégia coletiva de ação social para superar os obstáculos aos ideais e este conhecimento político realista é posto em obra nem tanto nos programas, mas nas resoluções dos partidos políticos identificados às instituições parlamentares e, notadamente, nas assembléias e decisões dos sindicatos e órgãos de classe (tanto da classe burguesa quanto da classe proletária e nos órgãos das demais classes sociais intermediárias).

Desta forma, há outras afirmações históricas da vontade que prevalecem na tendência à realização, tais como a vontade de valor e de verdade [viii] e, no âmbito da história da cultura, a vontade de paraíso, bem examinada por Ernst Bloch (Ernst Simon Bloch, 1885 – 1977) [ix].

***

FIM DO ARTIGO “DESEJO E VONTADE EM SOCIOLOGIA”

Leia também Vontade de Valor, Vontade de Verdade, Ideias de Valor em Sociologia.

Leia mais: Sobre Juízos de Realidade e Juízos de Valor: notas de sociologia


[i] O culturalismo abstrato é assinalado em Max Weber como influência do filósofo Heinrich Rickert (1863 – 1936) e sua metodologia abstrata (neokantismo) para a pesquisa histórica.

[ii] Cf. Gurvitch, Georges: “Objeto e Método da Sociologia”, in Gurvitch et al.: “Tratado de Sociologia-vol.1″, revisão: Alberto Ferreira, Porto, Iniciativas Editoriais, 1964, pp.15 a 50, 2ª edição corrigida (1ª edição em Francês: Paris, PUF, 1957).  Ver igualmente “Breve Esboço da História da Sociologia”, in “Tratado de Sociologia – vol.1”, pp.51 a 98, op.cit.

[iii] Ver Lumier, Jacob (J.): “Cultura e consciência coletiva-2“, Web da OEI, Junho 2009, pdf 169 págs. http://www.oei.es/cienciayuniversidad/spip.php?article388  em especial o capítulo 3 intitulado “O Problema da Consciência Coletiva na Sociologia da Vida Moral: Notas sobre a análise crítica da sociologia de Émile Durkheim”. Ver Tb: Problemas de Sociologia da Vida Moral in Gurvitch, Georges et al: ”Tratado de Sociologia – Vol. 2 ”, revisão Alberto Ferreira, Iniciativas Editoriais, Porto, 1968, (1ªedição em Francês: PUF, Paris, 1960), capítulo III.

[iv] Gurvitch et al.:”Tratado de Sociologia-vol.2”, revisão: Alberto Ferreira, Porto, Iniciativas Editoriais, 1968, (1ª edição em Francês: Paris, PUF,1960).

[v] A compreensão de que as sensações particulares não passam de abstrações intelectuais de totalidades apreendidas intuitivamente, descoberta pela teoria psicológica das formas ou Gestalttheorie, ao demonstrar toda a impossibilidade na redução da consciência a sensações dispersas, combinada às teorias de consciência aberta, tornou-se uma compreensão básica em ciências humanas e sua aplicação em sociologia deu lugar ao hiperempirismo dialético e à descoberta dos fenômenos psíquicos totais. Ver Gurvitch: “Dialectique et Sociologie”, Paris, Flammarion, 1962, 312pp., col. Science. Do mesmo autor: “Tratado de Sociologia – Vol.2”, Revisão: Alberto Ferreira, Iniciativas Editoriais, Porto 1968, (1ª edição Em Francês: PUF, Paris, 1960).

[vi] Gurvitch, Georges (1894-1965): “A Vocação Actual da Sociologia – vol. I: na senda da sociologia diferencial”, tradução da 4ªedição francesa de 1968 por Orlando Daniel, Lisboa, Cosmos, 1979, 587pp. (1ªedição em Francês: Paris, PUF, 1950).  “A Vocação Actual da Sociologia –vol.II: antecedentes e perspectivas”, tradução da 3ªedição francesa de 1968 por Orlando Daniel, Lisboa, Cosmos, 1986, 567 pp. (1ªedição em francês: Paris, PUF, 1957). “Tratado de Sociologia – vol.1″, revisão: Alberto Ferreira, Porto, Iniciativas Editoriais, 1964, 2ª edição corrigida (1ª edição em Francês: Paris, PUF, 1957). “Tratado de Sociologia – Vol.2”, Revisão: Alberto Ferreira, Iniciativas Editoriais, Porto 1968, (1ª edição em Francês: PUF, Paris, 1960). Op.Cit.

[vii] A tendência à realização na realidade social é a característica fundamental das obras de civilização como o conhecimento, a moral, o direito, a religião, a educação, a arte, e marcam sua eficácia como regulamentações sociais e não idéias abstratas.

[viii] Raymond Aron comenta o paradoxo em se ignorar nos seres do passado a vontade de valor ou de verdade, lembrando a separação radical do fato e dos valores em Max Weber como limitando erroneamente a compreensão da conduta individual unicamente na referência das idéias (abstratas) de valor. Sustenta esse estudioso que se tal concepção excluindo a vontade de valor ou de verdade fosse admitida não se teria o critério para diferenciar entre uma obra de filosofia como a “Crítica da Razão Pura” de E. Kant e as imaginações delirantes de um paranóico, já que ambas seriam colocadas no mesmo plano. Ver Aron, Raymond: Introduction à la philosophie de l’histoire: essai sur les limites de l’objecivité historique, Paris, Gallimard 1938.

[ix] Cf. Bloch, Ernst: Thomas Münzer, Teólogo de la Revolución  (Thomas Münzer als Theologe der Revolution, München 1921) Editorial Ciencia Nueva, Madrid, 1968.

Resumo para “A Dialética Sociológica, o Relativismo Científico e o Ceticismo de Sartre: Aspectos de um Debate Atual do Século Vinte”.

In dialectics, history, portuguese blogs, sociologia, twentieth century on September 15, 2008 at 10:47 am

The author Jacob (J.) Lumier

Este artigo investiga a dialética sociológica no âmbito da cultura científica do século XX tendo em conta por um lado a reflexão sobre as conseqüências metodológicas dos avanços em microfísica e por outro lado a reação da filosofia sartreana da história, como obstáculo.

ALGUNS DESTAQUES

Para SARTRE, a dialética sociológica não se enquadraria na suposta racionalidade do processo histórico, muito menos a descoberta dos níveis múltiplos de realidade social, as hierarquias múltiplas e a constatação gurvitcheana de que as hierarquias específicas dos agrupamentos particulares restam não absorvidas e conflitantes com as hierarquias das classes sociais .

Ora, além de “esquecer” que um pensamento não se apreende no vazio, fora das probabilidades, tal posicionamento depreciativo do nível empírico do conhecimento revela o preconceito filosófico do SARTRE representativo dos intelectuais acorrentados à vertente hegeliano-marxista da dialética.

À exceção de Ernst Bloch, essa vertente se fixa previamente a qualquer consideração do “novo espírito científico” posto em obra na microfísica, na teoria quântica e na mecânica ondulatória já antes dos anos de 1930 e, como vertente preconceituosa corresponde à postura justamente apreciada por Gaston BACHELAR como “pensamento fechado”, obstáculo ao que este pensador chama “revolução relativista”.

SUMÁRIO

< A dialética sociológica: notas sobre os procedimentos para descrever as atitudes coletivas.

< É a constatação da impossibilidade em opor as atitudes individuais e as atitudes coletivas, e o reconhecimento da exigência em considerar todas as possibilidades de relações dialéticas no estudo sociológico desse fenômeno, que conduz a uma compreensão da aplicação ampliada dos procedimentos dialéticos utilizados na física quântica.

< Na sociologia de Gurvitch o único caminho para escapar ao dogmatismo é a distinção entre vários procedimentos operativos de dialetização ou de clarificação (“éclairage”) dialética, os quais relevando todos do método dialético são aplicáveis em várias maneiras: exclusiva, concorrente, ou em maneira conjunta, como se verifica no caso do estudo das relações entre atitudes individuais e atitudes coletivas, que exige a todas as possibilidades de relações dialéticas.

< A Complementaridade Dialética / A Implicação Dialética Mútua / A Ambiguidade Dialética / A Polarização Dialética / A Reciprocidade de Perspectiva

< Sem dúvida, a incoerência de Sartre para com Gurvitch situando a este junto dos positivistas lógicos em tolerância é desconsiderar o alcance realista da dialética no sentido ontológico do termo, ligada à sociologia diferencial dos agrupamentos sociais particulares e à microssociologia.

< A retificação dos conceitos realizada pela relatividade como disposição da cultura científica do século xx é a prova do incremento psicológico que faz avançar a história dinâmica do pensamento.

< Segundo Bachelard, foi em assimilar a noção das leis do acaso como ligações probabilitárias dos fenômenos sem ligação real que se ocupou o pensamento científico contemporâneo, caracterizado por uma multiplicidade nas hipóteses de base.

< Desde a revolução de Heisenberg a objeção de que noções tão fundamentais como ‘posição e velocidade’ têm sentido universal já não procede.

< Gurvitch crítico de Sartre

< Datas de publicação das principais obras de Georges Gurvitch

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Cultura e consciência coletiva: Leituras Saint-Simonianas de Teoria Sociológica – por JACOB (J.) LUMIER

In history, portuguese blogs, twentieth century on August 24, 2008 at 10:12 pm

Ao comunicar sobre a sociologia o sociólogo faz algo mais do que um paper de universidade. Sua aproximação da matéria inclui a mais do caráter desinteressado do conhecimento científico uma mirada vinculada à prática profissional.

Desta sorte produz textos sociológicos, elaborações sobre a realidade social que aportam não só os resultados da sociologia que faz, mas igualmente revelam os procedimentos em vias de fazer.

Há uma indispensabilidade em produzir texto sociológico para a prática do sociólogo, na qual os resultados levam aos procedimentos e vice-versa ultrapassando a sugestão epistemológica de estabelecer um hiato entre contexto da descoberta e contexto da justificação.

Esta obra mostra que o estudo histórico da sociologia revelase uma pesquisa de sociologia dos quadros operativos da teoria sociológica e constitui a continuação do nosso e-book Leitura da Teoria de Comunicação desde o ponto de vista da Sociologia do Conhecimento, publicado na Biblioteca Virtual de Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, junto ao Programa Sala de Lectura CTS+I, da OEI.

Elaboramos pela revalorização pedagógica da colocação do conhecimento em perspectiva sociológica, orientação esta atualmente solicitada para contrarrestar a filosofia abstrata das ciências cognitivas: para o sociólogo não há comunicação fora do psiquismo coletivo.

Entendendo que a linguagem humana exige uma união prévia, seguimos o realismo de Georges Gurvitch em relação ao interesse, alcance e especificidade da teoria sociológica distinguindo sem separar os elementos históricos e os elementos pouco ou não-históricos da realidade social. Desta sorte, aprofundamos a sociologia diferencial e a dialética acentuando o ponto de vista da autonomia relativa dos grupos em relação às classes e às sociedades globais por desenvolvimento da microssociologia e do pluralismo social efetivo. Entende-se, portanto, que o subtítulo deste ensaio como Leituras Saint-Simonianas visa acentuar que a sociologia é ciência dos determinismos sociais e que suas raízes estão plantadas na sociedade industrial.

Quanto ao nosso estilo, contrariando as sugestões editoriais de que os escritos com disciplina científica devem ser impessoais, utilizamos a primeira pessoa do plural para afirmar a vontade de valor ou de verdade

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31 de enero de 2008